Las Fiestas en honor del Cristo de La Laguna se celebran durante el mes de septiembre siendo el dAi??a mA?s importante el 14, declarado festivo en el Municipio. El dAi??a 09 se traslada historia la Imagen del Santuario a la Iglesia de la Catedral. El dAi??a 14, en torno al mediodAi??a, regresa El Cristo a su Santuario en procesiA?n con la asistencia de un representante de S.M. El Rey. Ya por la noche se realiza otra procesiA?n recorriendo los conventos de las Monjas Claras y Catalinas. Al regreso a la Plaza se produce la mA?s importante exhibiciA?n pirotAi??cnica del Municipio, en la zona denominada El Risco, en la MontaAi??a de San Roque, a cargo de las pirotecnias de la Provincia.
A su tAi??rmino, y coincidiendo con la entrada del SantAi??simo Cristo a su Santuario, comienza la ensordecedora «traca» colocada alrededor de toda la Plaza. A este acto pirotAi??cnico acuden personas desde todos los puntos de la isla, colapsA?ndose toda la ciudad por la gran afluencia de pA?blico. Durante todo el mes, con motivo de esta fiesta, hay distintos actos festivos, culturales y deportivos.
El Convento Franciscano de San Miguel de Las Victorias alberga al Real Santuario que acoge la imagen del SantAi??simo Cristo Crucificado. Una talla de estilo gA?tico-flamenco del siglo XVI trasladada a la isla por el Adelantado FernA?ndez De Lugo.
Era costumbre que la noche de la vAi??spera del dAi??a grande de las fiestas del Cristo salieran en luminoso cortejo por las calles cAi??ntricas de la ciudad, grupos de niAi??os portando luminarias decoradas acompaAi??ados por mA?sicos, que en alegre cortejo entraban en la plaza para contemplar el baile de los caballitos de fuego tradicionales de la ciudad. Eran, y desde hace ya unos cuantos aAi??os son, estructuras de caAi??a en forma de caballos decoradas con papel. Durante su baile en la plaza, salAi??a uno especialmente preparado portando fuegos de artificio (de ahAi?? su nombre de caballitos de fuego) que entre la algarabAi??a de la gente danzaba hasta que estos fuegos se consumAi??an. Era ciertamente peligroso ese acto, desapareciendo por este motivo del programa festero en la dAi??cada de los cuarenta de este siglo, tal y como se constata en los viejos programas guardados en el Archivo Municipal de la Ciudad.