En este caso, esa imagen circular emerge hacia el cielo coronada por una masa forestal que alberga el Parque Nacional de Garajonay, una reliquia de la era terciaria que ocupaba gran parte de Europa y que actualmente sA?lo se encuentra en estas pequeA�as islas gracias a su lejanA�a y a la humedad que aportan los alisios desde el OcA�ano AtlA?ntico.
La Gomera es un museo vivo natural, lo que tambiA�n le ha valido la declaraciA?n de Patrimonio de la Humanidad, aunque esta distinciA?n no se limita sA?lo a sus riquezas de flora y fauna, sino tambiA�n se ha otorgado a una singular forma de comunicarse entre gentes que tenA�an que salvar profundos barrancos en pequeA�as distancias, por lo que utilizaban a��y utilizan- el silbo como un lenguaje que existiA? en otras islas pero se extinguiA?, mientras que en La Gomera es un elemento identitario y una prA?ctica domA�stica que, ademA?s, se enseA�a en las escuelas.
Otro elemento original es el uso de chA?caras y tambores en los actos sociales y religiosos de los gomeros, una base de percusiA?n que acompaA�a los bailes a los que no se resisten los habitantes de la isla cuando acuden a actos comunitarios donde no suele faltar las danzas y cA?nticos.
AdemA?s de estas singularidades de la naturaleza y el carA?cter del isleA�o, La Gomera tambiA�n es reconocida internacionalmente como la Isla Colombina, al ser el A?ltimo territorio conocido que acogiA? las tres carabelas de CristA?bal ColA?n en su viaje del Descubrimiento, donde se pertrechA? de agua y vA�veres para adentrarse en el ocA�ano inexplorado.
A pesar de lo accidentado de su geografA�a, la isla cuenta con un pequeA�o aeropuerto y varios recintos portuarios como el de la capital insular, San SebastiA?n, a menos de media hora en barco hasta el sur de Tenerife, que permiten un trA?nsito de turistas destacado, pero que es asumido por la poblaciA?n de la Isla sin que haya alterado de forma significativa el carA?cter y costumbres de los vecinos de La Gomera.