Este año no pasaré el Día de Canarias en las Islas porque estoy disfrutando de mi particular aventura en el país vecino, en Marruecos. Impulsado por el paro, que de repente puso freno a una carrera profesional de 22 años de trabajo ininterrumpido, decidí acudir a la llamada de África.
Desde principios de la década pasada, cuando el fenómeno de la inmigración proveniente del continente africano se convirtió en noticia constante en Canarias, me sentí atraído por conocer las causas de esa realidad. Esa curiosidad me llevó, entre otras cosas, a cursar el I Master de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la ULPGC. El interés por el continente africano, y particularmente por Marruecos, fue en aumento. Por eso, aprovechando la coyuntura del desempleo, en lugar de ver este hecho como un handicap me he cargado de optimismo y me he venido unos meses a descubrir este país, su cultura y su gente.
Por el momento el balance es de lo más positivo. Tengo mi base de operaciones en Agadir, una ciudad en total desarrollo. Aquí estoy estudiando francés y aquí intento aprender al máximo de lo mucho que me tienen que enseñar los marroquíes, mientras intento seguir desarrollando mi vena periodística y dando rienda suelta a mi afición por correr (de ahí la foto de la media marathon de Agadir en la que participé a los pocos días de estar en la ciudad).
Estoy seguro de que en unos meses regresaré a Canarias más rico. No económicamente, no, pero sí en conocimientos y en experiencias.
Lo que más echo de menos es... ... El contacto directo con aquellos a los que más quiero, aunque las redes sociales y las nuevas tecnologías de la comunicación resultan un paliativo genial. Ah, el tajin y el cous cous me encantan, pero un buen potajito no me vendría nada mal...