La serie de televisión REVOLUTION me la recomendó un buen amigo, que sabe de mis gustos y pensó que me podría interesar el tema. Al principio no le hice mucho caso, pero unos meses más tarde me decidí y empecé a verla. La trama gira en torno a lo que, para mí, sería el fin del mundo. Un día, de repente, de un segundo para otro, TODO se apaga. Cualquier cacharro eléctrico o electrónico deja de funcionar, electrodomésticos, coches, aviones, ordenadores, Internet (ahhhhhh!!), teléfonos. Cualquier cosa que funcione con energía (directamente de la red o por baterías de cualquier tipo), deja de funcionar. Sin previo aviso. Los coches se paran de repente, los aviones se estrellan, los barcos quedan a la deriva, la gente no puede comunicarse, no hay tele, no hay radio. La ausencia total de tecnología es para mi el infierno absoluto. Con ese comienzo demoledor, la serie continúa con las andanzas de los personajes quince años después del gran apagón (con continuos flashbacks). Se podrán imaginar lo que supone, en una sociedad como la actual, vivir sin tecnología. Es volver a la edad media, a la ley de la selva, donde los más fuertes son los que se salvan y los más débiles caen.
Uno de los personajes principales es un antiguo empleado de Google, que tenía doscientas personas a su cargo, mansiones, coches de lujo y más de ochenta millones de dolares en el banco. El tipo es un prototipo friki de las pelis americanas, de los que los matones de colegio abusaban en el recreo, un niño listo que tenía que aguantar las burlas de los mayores, pero que, con el tiempo, y gracias a su ingenio y a su dominio con la tecnología consiguió tener un estatus que le permitía “estar por encima” de todo eso. Vale, no soy guapo, ni tengo un cuerpo diez, pero soy muy listo, tengo mucha pasta y puedo permitirme lo que me de la gana. Un tío que vivía de, por y para la tecnología. Y de un día para otro sus coches no funcionaban, su dinero ya no valía y todo por lo que había luchado y que le daba tranquilidad en la vida se había esfumado. Tal y como dice, “…de repente, el mundo se convirtió en un gran patio de colegio…”, y él era de los que salía perdiendo en ese patio. Los más fuertes y valientes se hacían con la situación.
Yo me veo reflejado en ese personaje, no tanto por lo físico (ni mucho menos por su éxito profesional) sino por la sensación que compartimos. Lo poco que se hacer bien tiene que ver con la tecnología, pero si de repente la tecnología se basa en caballos, en carros, en palos, en papel, en cuerdas, en espadas y en mosquetones ¿qué me queda?
Tengo la respuesta, me queda una mujer que es MacGyver, una mujer que vale para una guerra, que sabe estar en situaciones de estrés, que piensa y actúa rápido, que es lista y sabe desenvolverse en medio del caos. Si llega ese día, por favor, que me coja a su lado.
Foto de Flickr bajo licencia CC. Autor: louisseplisko
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Se quedan sin energía eléctrica. La cinética, potencial y las otras … si se mantienen. 😉