La idea no es otra que usar el teléfono móvil (o la tablet) para cobrar a un cliente con tarjeta de crédito o débito. Esto implica que los móviles se convertirían en auténticos TPV, esos cacharros que vemos amontonados junto a las cajas registradoras, por donde pasan las tarjetas, feos, llenos de cables y de los que sale siempre un papelito como resguardo de compra.
¿Qué necesito para aceptar pagos con el móvil? Si tienes un negocio, o eres un profesional independiente o incluso si tienes un puesto en el rastro, aceptar pagos con tarjeta a través del móvil ya es posible. Sólo tienes que registrarte en alguno de los proveedores que ofrecen este servicio (como Square, de momento sólo en EE.UU., iZettle, Sumup o la española SetPay), que te envíen en lector de tarjetas y sobre la marcha empezar a cobrar a través del móvil. Incluso sin lector de tarjetas también podrías empezar a cobrar, introduciendo los datos de la tarjeta del cliente.
Pongamos un ejemplo: te registras gratuitamente en iZettle, tienes una cuenta de usuario que vinculas a una cuenta bancaria (donde recibes los ingresos), te envían el lector de tarjetas y te llega a casa en unos días. Instalas la aplicación en tu móvil (iOS y algunos Android) y para aceptar un pago solo tienes que introducir la cantidad a cobrar, introducir tarjeta del cliente en el lector (o rellenar los datos manualmente) y que el cliente acepte el pago, bien firmando directamente en la pantalla de tu móvil (con su dedo) o bien mediante alguna confirmación vía SMS. Una vez aceptado el pago, al cliente le llega el ticket de compra por correo electrónico o por SMS. Para el cliente siempre es una operación gratuita, y al que realiza el cobro se le retiene una comisión determinada (en torno al 2,75% de cada operación).
¿Es esto bueno para los comercios? Sin ninguna duda diría rotundamente que sí. Este tipo de sistemas no suelen tener contratos de permanencia, no te ata a ningún banco, no cobra comisiones ocultas, no pagas por mantenimiento mensual, solo pagas el porcentaje establecido por cada transacción, si no vendes no pagas. Con los sistemas TPV tradicionales dependes de un banco, de unas comisiones mensuales por mantenimiento del aparato (lo uses o no), de unas comisiones por transacción que pueden ser menores, pero suelen depender de tu volumen de ventas. Para el cliente es una ventaja poder pagar en cualquier lado. Tengamos en cuenta que es un sistema que puedes llevar encima, siempre, no solo está pensado para comercios físicos, sino para trabajos itinerantes, para profesionales independientes que realizan trabajos a domicilio o en oficinas del cliente, para personas que tiene un puesto ambulante (móvil seguro que tiene todos).
Sobre todo para negocios que están empezando lo veo una solución ideal, adaptada a los tiempos y tan sencilla que parece mentira que no esté más extendida. Me imagino que la reticencia inicial de cualquier cliente siempre estará ahí, pero como en todas las cosas nuevas al principio. Vemos muy normal pagar con tarjeta en cualquier comercio o restaurante (y en muchos casos perdiendo de vista nuestra tarjeta al entregársela a un empleado del local), por eso mismo creo que esta solución es mucho más transparente, igual de segura y encima aplicable a todo tipo de negocios o actividades.
Si yo tuviera un negocio o realizase alguna actividad que requiriera el cobro directo al cliente haría cálculos y le echaría un vistazo a cualquiera de estos servicios. Estoy convencido de que, en menos de dos años, estos sistemas serán de lo más normal en España, y si no, tiempo al tiempo.
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